lunes, 8 de marzo de 2010

De cine

Fin de semana con sentimiento aplastante de soledad. Solución: me voy al cine, sola.
Barajo posibilidades, la cartelera no está mal, como es viernes hay estrenos y se aproxima la ceremonia de los oscar (sin plural), un incentivo más, es como un privilegio ver una película nominada antes de su resolución en la ceremonia, sobre todo si te gusta y aciertas con el veredicto-ya lo decía yo ,.. es que es buenísima- ó también -vaya churro , cómo está hollywood , ya no hay historias- ó esta otra observación que justifica los 6 euros y el aburrimiento atroz del culo sobre el asiento- bueeno , no está mal, pero la música es increíble y la fotografía ..fantástica y los actores bueeno, pero el papel de mudo que aparece casi al final es genial... por eso el oscar claro.
Selecciono película ( aquí no hay versión original) y cine, ultimamente valoro mucho el confort de la sala o sea, no tardar tres horas en aparcar o no meter el coche en un parking para que el cine no te salga a precio de cojón de mico,que los asientos no tengan chicles pegados aunque estén fosilizados, que la suela del zapato no se te pegue al suelo, que a ser posible el de al lado no coma PATATAS FRITAS EN BOLSA DE ALUMINIO; en seguida me invade una cólera que me puede jugar malas pasadas ( desgraciadamente sólo lo pienso, y me visualizo arrancándole la cabeza al ruidoso espectador) y me puede aguar la película si no me puedo cambiar de sitio. Al cine no se va a comer y punto. Uno debe poner los cinco, que digo los cinco, todos los sentidos en lo que está pasando en frente, en no perderse detalle desde que sale la estatua de columbia pictures, o el león de la metro ( que ya no sale) o esos hangares en nebulosa o ese niño en un acantilado que mira por un catalejo, en fin desde el mínimo principio hasta el final es decir hasta cuando sale que fué rodada en cinemascope y que todo parecido con la realidad es pura coincidencia, o sea hasta el máximo final. Además uno debe hacerlo sentado, sin ir bajando las escaleras mientras se pone el abrigo y por supuesto sin que una voz vulgar a mitad de los créditos te ordene que abandones la sala por la puerta de atrás , que es echarte antes de tiempo descaradamente.
Visto así parece que me pone de mal humor ir al cine. Todo lo contrario. Me gusta tanto, respeto tanto el séptimo arte, que me ofende todo lo que sea no prestarle la debida atención. En este fin de semana he visto tres películas:
-An education
- Corazón rebelde
- La cinta blanca.
Hablaré de la primera porque las otras dos merecen un monográfico.
An education: bastante previsible. Resulta además poco creíble el gancho del galán sobre la encantadora adolescente y menos aún la seducción sobre esos padres católicos,conservadores en un Londres de los años 60 con un poco de conversación, unos cuantos halagos y unas flores.
Tiene un final precipitado y un conjunto de frases tópicas que cierran una película que se queda en un " lolita revisited " sin mayor interés. Util para pasar una tarde sin comedura de cabeza, si no tienes otra cosa mejor que hacer y si quieres ver modelos "vintages" de los 60. Empiezas a acordarte de los vestidos de tu madre que nunca se te ocurrió conservar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario